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¡Marica!…No se suba a la tarima…lo bajan los de SAYCO

A propósito del mes del artista nacional en Colombia .

Locas de atar

Locas de atar

La que puede puede, y la que no, aplaude…o se TULLE de la ira”, le dijo a todo grito con voz chillona impostada y un ademán típico de la lúdica de las locas[1], la Jóse a la Oscar mientras discutían -parecía una pelea pero en realidad era el lenguaje y la expresión de su cotidianidad-, quien de las dos iría de primera en el espectáculo musical que preparaban para presentar en su barrio, en una de las comunas populares de Medellín.El grupo de jóvenes vecinos, con diferencias en extremo marcadas en sus ropas y sus pintas corporales, desde el pésimo gusto hasta la exquisitez de la prenda bien puesta, se sentían todas divas, acolitadas por ellas mismas. Gays, transformistas y travestis y aspirantes a transexuales, eran a ojos de todos y de ellos una misma cosa: el combo de locas del barrio que se divertían cada fin de semana jugando a ser y pertenecer.Saliéndose del esquema de reinados, pues todas se sentían ya reinas coronadas, habían decidido juntar plata para presentarle al barrio un show para exaltar a esas artistas famosas con las que se han divertido y sueñan, y a las que imitan, desde que se empezaron a encontrar con su identidad de maricas en la casa o en los corrillos de amigos.
La José
es la más vivida. A sus 17 años, ya tiene rellenos caseros y peligrosos de aceite en su trasero que la hacen ver más voluptuosa y se ha atrevido incluso a putiar, aunque tímidamente, en la zona del centro. Por eso fue la encargada de recolectar el dinero, de buscar apoyos externos y por supuesto de especificar los gastos. Un activista les recomendó que salieran de sus guetos y llenaran de contenido social su trabajo artístico cotidiano, que lo volvieran un espacio social, en el que recuperar y resignificar la noche y en ella a la maricada por fuera de lo clandestino y peligroso.
La idea les había calado y entre los benefactores lograron un aporte del Municipio, quien lo condiciono a cumplir con algunos requerimientos legales mínimos para este tipo de actividades. Todo fluyo bien, ya tenían tarima y sonido reglamentarios. Pero faltaba solo un detalle “cancelación de los respectivos derechos de autor por las ejecuciones musicales en vivo o fonograbadas para lo que la Jóse se dirigió a Sayco y Acimpro. La decepción no pudo ser mayor. La voz prepotente de una abogada en Sayco le dijo al otro lado de la linea:
-y cuanto van a cobrar.-nada, dijo la Jóse, antes nos toco poner plata de nuestro bolsillo.– Y para cuanta gente será el espectáculo.
-Ojala para muchos, pero creo que en una calle del barrio no se juntes más de cincuenta…bueno de pronto cien, ojalá.
La abogada termino con una tajante y fría sentencia. Nos debes consignar la tarifa minima que es de medio millón de pesos, por tratarse de un evento de baja convocatoria y sin animo de lucro.

Ni putiando todas el resto de nuestras vidas, veremos ese montón de plata junta” expresaron al coro y con las manos extendidas sobre el pecho en la teatralidad típica de su identidad, cuando la Jóse les compartió la noticia.
Una a una fueron desfilando con sus trajes prestados o ajustados a mano. Volvieron a sus guetos. “
eso de ser social y legal es demasiado costoso” dijo la Juan, la mas polla de todas, “Y además peligroso” gritaron al unísono con su voz chillona, cuando a la Carlos, que se le había quedado un sombrero de plumas en cima de la tarima, se disponía a recogerlo, completando con la frase: “¡Marica!, cuidado se sube a la tarima que los de Sayco la bajan porque la bajan


[1] La palabra “loca” como en muchos de mis escritos “marica”, no está expresada en términos despectivos, sino de lenguajear. Apropiarnos, para exorcizarlas, de esas identidades particulares en el lenguaje, cargadas de estigma por la cultura en nuestra contra y hacerlas propias, quitarles el arma en su lenguaje y re-significarlas, incluso como caricia, piropo, o elogio. En mi caso me autonombro en ocasiones particulares como “la loca” o “el marica” como una manera de reafirmar públicamente y con intensión política mi identidad de hombre homosexual, al tiempo que fastidiar a los conservadurismos endofobicos u homofobicos.

. Medellín, octubre de 2008.